A nivel mundial, las primeras emisiones públicas de radio tuvieron lugar en el año de 1912, a raíz de la proliferación de señales de radio provenientes del transporte marítimo y de las estaciones terrestres de comunicación, especialmente. Muchos historiadores dicen que la radio pública se originó como consecuencia de las enormes dificultades de comunicación evidenciadas durante el hundimiento del Titanic, el 12 de abril de 1912, ya que éste trató de comunicarse durante tres días sin lograr una respuesta eficaz de las embarcaciones o puertos cercanos; una vez ocurrida la tragedia, comenzó la discusión en cada país en torno a la necesidad de reglamentar las emisiones radiofónicas, todo ello con el fin de lograr un sistema de comunicaciones más eficiente.
Es hasta 1920 cuando le son asignadas frecuencias exclusivas a las estaciones de radio dentro de Estados Unidos. Durante la década siguiente se organizaron cientos de emisoras privadas mientras el Estado norteamericano apoyaba e incentivaba la aparición de las primeras cadenas radiales de comunicación en toda la extensión de su territorio. El gobierno norteamericano, ya en los primeros años de la radio, fue consciente del poder masivo que éste medio de comunicación tendría en la década siguiente.
La radio comercial, en términos cercanos a lo que hoy conocemos, nace en 1922. Su fin, inicialmente, era el de emitir "cuñas" publicitarias, a manera de apoyo al creciente mercado de productos en Europa y Estados Unidos. Sin embargo, un año más tarde se comenzó a experimentar con el formato radial y se produjeron los primeros programas de narraciones e historias. Este formato tuvo una gran recepción por parte de la audiencia, que inmediatamente se comunicó con la cadena radial para sugerir su continuidad. Se había demostrado que el sonido resultaba un material innovador y sorprendente para la recreación de escenarios, por lo que el proceso experimental siguió su curso hasta 1932, cuando aparecen los primeros programadores de música, los discjockeys, y, con ellos, los estribillos (los famosos jingles) para los comerciales cantados.