Quien actualmente, compra un boleto para hacer latir la vida nocturna de la CDMX, en un gigante como "El Auditorio Nacional", "El Palacio de los Deportes" o la "Arena Ciudad de México", vivirá su propia experiencia nocturna, como quienes vivieron sus visitas en la carpa, el burlesque, los salones de baile, las cavernas, los pianobar, los centros nocturnos, las discoteques, los karaoke, los tabledance, los antros y hasta los teatros importantes para el show musical o de revista. Pero pocos podrán repetir las experiencias de lugares tradicionales como "El Chato", "Apache 14", "La Cueva de Amparo Montes" que trata de ser revivida con "La Cueva de Rodrigo de la Cadena" o lo que se vivió en el Teatro Ferrocarrilero, y en sitios para abrazarse con lo más mágico dela noche, como "El Premier", "El Crowne Plaza" o "El Conjunto Marrakech" en la mejor época de la Zona Rosa. Lo mismo dirán quienes vivieron de la travesura nocturna en lugares diversos, desde "El Baron Rojo" y "Rockotitlán" hasta el "Mascabrothers", y así cada cosa en su época. Sin embargo existen lugares que se distinguen de los otros, porque reúnen vivencias que se repiten de manera transgeneracional y se convierten en joyas de la vida nocturna de una entidad y trascienden fuera de sus propias fronteras y a diferente ritmo que los recintos culturales. Por eso, mencionar lugares como El Teatro de la Ciudad-Esperanza Iris, El Metropólitan, El Salón Tropicana, "El Tenampa", o sitios como El Teatro Blanquita cuyas actividades están suspendidas o El Patio aunque haya desaparecido, serán espacios de la Ciudad de México, que deben mencionarse , analizarse y recordarse, como cuerdas separadas de un expediente histórico, nostálgico y renovador de la Capital de la República.Más en www.somoselespectador.blogspot.com