La monopolización como una herramienta de imposición artística, que existía en el pasado en la industria del disco y de los medios de comunicación tradicionales, se puede afirmar que casi ha desaparecido, y como muestra de ello, es la imposición que trata de ejecutar Pepe Aguilar con su hija Angelita, a la cual logra que sea famosa pero no aceptada ante mejores opciones que ya no pueden ser controladas como lo hacía la radio y la televisión. La grandeza de intérpretes como Guadalupe Dalessio, estaba basada en su brillantez artística pero su éxito estaba basado en la promoción en la radio y en la dictadura televisiva. La mejor cantante que existe en la actualidad en nuestro país, se llama Carolina Ross, pero que aterrizó en una época sin los privilegios de imposición en el gusto del público ante la repetición asfixiante de la reproducción de temas y exceso de pantalla. Sin embargo con el homenaje que Ross le brindó a Dalessio, interpretando sus éxitos ochenteros, logró lo que ninguna intérprete había hecho, que para unos es igualar la calidad de Lupita Dalessio y para otros es superarla. Ante las odiosas comparaciones, lo verdaderamente cierto, es que con las circunstancias que rodeaban anteriormente a la industria de la música y con los temas con los que dispuso Lupita en su carrera, es que Ross en vez de esforzarse en formar una carrera exitosa como ahora lo hace, ya estuviera en los cuernos de la luna, por lo que su capacidad y calidad de artista ya ha sido evidenciada.Más en www.somoselespectador.blogspot.com